Ceniza en la boca

Hay algo en la escritura de Brenda Navarro que destapa las íntimidades humanas sin soberbia pero siempre con tanta realidad que casi duele.

La narrativa ágil a pesar de los juegos temporales. Me encantó la manera con la que aborda tantos temas tan importantes en en un solo relato: suicidio, narco, racismo, pobreza, lucha de clases, amistad, maternidad, familia.
Sentí que estaba hablando para mí, para mi generación.

Una historia que te inquieta desde el título hasta las últimas líneas. Sus páginas no idealizan nada ni a nadie, es un retrato de la vida culera que a muchxs les ha tocado y frente a la cual a veces sólo queda escapar, hablar, escuchar, escribir, leer...

Podría sintetizar está novela como "El flujo de consciencia de una chilanga en duelo".
La historia de esta mujer me permitió vislumbrar los alcances de la migración de latinos a otras partes del mundo. Estando en México lo más común es tener de referencia los migrantes que van a Estados Unidos, pero la huida de la falta de oportunidades y la violencia se extiende, en este caso, hasta España. Aunque el suicidio de Diego detona el monólogo de la protagonista, me pareció que fue un mero pretexto para retratar, a tajos, una realidad en la que muchos estamos inmersos.

Brenda Navarro te hace sentir el dolor de la migración, la pérdida y el terror que se vive en México a través de Ceniza en la boca.

Lo leí por opiniones que decían que era buena, y el resumen que aparece aquí lo confirma, y eso es lo único rescatable del libro: ese resumen. El tema es interesante en primer plano el suicidio y sus implicaciones en la familia, pero la forma de narrar es torpe, los personajes patéticos, la lectura no es ágil, hay palabras repetidas en el mismo renglón y ni que decir en todo el párrafo. Hasta pienso que aquí en la plataforma colocaron el borrador de la “novela” porque en ningún lado se ve el trabajo de edición, es muy descuidado el texto, ni siquiera parece que cuando se termino de escribir le dieron una segunda leída. En fin no me gustó en absoluto.

El libro es extraordinario. Qué enorme el talento de Brenda para escribir de la brutalidad.

Este libro es duro, real y maravilloso. La narrativa de Bendra Navarro siempre te hace querer ir por más, leer de corrido, no parar. La historia tiene tantos aspectos que duelen de la realidad: la situación de la gente menos favorecida: discriminación, migración, marginación, desigualdad, tantas cosas que duele leerlas. Es increíble todo lo que la autora puede transmitir en una tan historia dolorosa, tan real.

Ayñ, de nuevo Brenda toca fibras sensibles de una manera muy crítica. Me encanta su manera narrar cada una de las situaciones, parecen pequeños rompecabezas con piezas de diferentes sentimientos/afectos. Mucho cariño para este libro.

Entré a ciegas, y me topé con una historia cuya premisa me llamaba: la historia de dos hermanos abandonados por su madre, pero que no están solos contra el mundo, sino solos en un proceso propio; la historia del inmigrante latino en España y el ostracismo y desafíos con los que se topa, la historia de crianzas construidas sobre heridas que no han sanado y la violencia de las tradiciones, la historia de un suicidio y el joven detrás; la crónica de esta pérdida y el luto que se renueva con el regreso a casa.

Ceniza en la boca es una novela de Brenda Navarro dividida entre España y México, entre dos hermanos, entre una familia fragmentada y lo que podría haber sido. Hay muchos ojalás en Ceniza en la boca, pero también muchas realidades, tal como la dificultad de encontrar trabajo digno, el apañamiento y fachada de movimientos de justicia social, la complejidad del estatus que da el color de piel y como afecta este a las relaciones afectivas.

Ceniza en la boca es un viaje emocional muy intenso, narrado en desorden cronológico -pero que hace sentido en la gestión del luto- por la protagonista, quien repasa la vida de ella y su hermano (desde la infancia hasta la separación de adolescencia),  después de que este saltara de un 5° piso. Sí, el tema de Navarro es el dolor, la añoranza de un país y de lo que pudo ser. Ella narra la herida mientras está abierta y se rehúsa a dejarla cicatrizar.

Pero todo con un lenguaje muy sencillo, familiar debido a que es mexicano, a veces repetitivo, pero que revela una profundidad súbita y ácida (como cuando cae limón a la herida que, repito no deja de sangrar). Tiene sus momentos divertidos, a veces.
Se puede leer de una sentada debido al ritmo tan apresurado que trae, propiciado por el lenguaje honesto de la protagonista, pero este a veces satura y el hecho de que ella no tenga tacto o se atenga a las convenciones sociales de callar y escuchar, provoca tropiezos de lectura. Ciertas veces me caía mal.

Esa incisión en las preguntas incómodas es el eje de la novela, pues esta insiste en ahondar en los temas tabú: el suicidio, la mentira y el hurto, el acoso, agresión psicológica familiar, etc. En no callarse incluso cuando el mundo lo hace. Es loable, pero a veces cansa.
Por eso, las palabras de Brenda se leen rápido, pero tardaremos mucho en procesarlas. Y sí causan y coraje y rabia, porque los personajes se sientes MUY reales. Eso debo ensalzarlo.
Eso sí, me gustaría que hubiera más exploración del acto de ingerir ceniza, pues ese tipo de "manía", nunca se sospecha o explica. Solo sucede.

Toda la sección en México está plagada de temas hastiados como la violencia y terrorismo del narco y los feminicios y militarización.
Yo sé que es vital para marcar aun más la huella de la soledad de la protagonista y encauzar el final, pero estos temas en literatura mexicana me tienen ya entumecida. Eso no le quita lo demoledor, lo atenazante. El sentimiento de desarraigo permanente que queda, creando un final muy realista, en el que la muerte de Diego no deja moralejas o enseñanzas. Solo el largo camino hacia la sanación.

📣"Yo entendía a Diego. Desde que llegamos a España estábamos como amputados, pero sin diagnóstico. Como que nos faltaba algo, pero todos lo negaban. ¿Faltarnos algo? ¡Al contrario! ¡Si lo habíamos conseguido todo: casa, papeles, mamá! ¿Qué nos podían amputar? Pues México, pensaba yo. Nos amputan México. Pero México no como país, sino como lo que dicen que es saudade."