Después de un intercambio de disparos, siempre se siente el placer inmenso de estar vivo. Los árboles están vivos. La hierba, el suelo: todo. Todo lo que te rodea está vivo, y tú también, y el hecho de estar vivo te hace temblar. Sientes una percepción intensa, extrasensorial, de ti mismo como ser viviente: de tu ser más auténtico, el ser humano que deseas ser y en el que te conviertes entonces a fuerza de desearlo. En medio del mal quieres ser un hombre bueno. Quieres la decencia. Quieres la justicia y la cortesía y la concordia entre los hombres, cosas que no sabías que querías. Existe una es