La desolación pronto llegará.
Noto, pluma a pluma, la decadencia de mis alas, ideación limitada que se desencanta tras cada punto final: sangría.
Y el siguiente anhelo se esboza, diluidas sus ilusiones en promesas que por rebeldía y autocomplacencia (comodidad de un ser sólido) no cumpliré y cuyo revés doloroso se hará sentir en cada honesto latido del segundero. Los relojes son mayoritariamente piezas de museo. Son tiempos nefastos para la Virtud.
La nueva edad media prepara un solo de violín a punto de romper la lluvia. Desalmado pragmatismo y por igual desenfreno, como una pupila, en un patio de luces grisáceo y olvidado imagino el firmamento y dejo de creer que algo extinguirá el vacío ya alguna vez.