Después de estar con él, todos los demás hombres le parecían descafeinados…
Todas las mañanas, Sheryl Dayton necesitaba dos tazas del café más fuerte que pudiera encontrar para enfrentarse a su trabajo de ejecutiva y, sobre todo, a su jefe, que resultaba ser también su ex novio. Pero toda esa cafeína jamás conseguía quitarle el sueño, sólo con pensar en su vida amorosa le daba sueño.
Hasta que apareció Nathan Hall. El periodista de investigación estaba tratando de encontrar algo turbio en la empresa y Sheryl intentaba controlar los posibles daños. Pero el peligrosamente guapo Nathan era como una inyección de cafeína para su libido, sólo con pensar en él perdía el sueño…