Todos anhelamos la felicidad, pero es evidente que no todo el mundo la alcanza.
Todas las personas defienden su libertad, pero no todas la disfrutan. Hay personas que en vez de correr el riesgo de decidir libremente sobre su vida y ser felices en esa aventura, prefieren refugiarse en la tranquilidad –sucedáneo de la felicidad— prematura y esforzada de lo previsto y lo controlable, o se afanan en la inacabable perfección del deber cumplido.
Es frecuente referirnos a estos hombres y mujeres como “obsesivos”, “perfeccionistas”, “cuadriculados” o «rígidos”, resaltando así algunos de sus rasgos más característicos. Esta personalidad tan frecuente en nuestro entorno es sin embargo una de las que generan más ansiedad y estrés. Resulta paradójico que una personalidad conformada para ser eficaz pueda llegar a ser disfuncional en lo laboral y en las relaciones interpersonales, y predisponer a cuadros crónicos de ansiedad y depresión.
En estas páginas se describen los rasgos que caracterizan a esta personalidad y su origen, así como estrategias útiles y sencillas para lograr disfrutar de esa felicidad y libertad anheladas.