Por su parte, Freud ha subrayado y definido la existencia de una parte de la vida psíquica que él denominó el «inconsciente»: lo que escapa no sólo a la atención consciente, sino, además, a la razón. Neurólogo de formación, Freud nunca pudo hacerse a la idea de que sus teorías no pudieran explicarse en términos de estructuras y de funciones cerebrales. Pues en ausencia de los conocimientos sobre la anatomía del cerebro (su arquitectura) de los que disponemos en la actualidad y, sobre todo, sobre su fisiología (su modo de funcionar), le fue imposible progresar en esa dirección. Su tentativa de integrar ambos campos, su famoso «Proyecto para una psicología científica», se saldó con un fracaso