Con los ojos cerrados, deseo a Willa.
Una vida con ella.
Una familia con ella.
Canas y más risas con ella.
Cuando abro los ojos, Luke me mira con expresión pensativa.
―¿Qué has deseado? ―le pregunto, necesitando algo desenfadado. Pienso que será algo ridículo. Algo frívolo.
En lugar de eso, me da un puñetazo en las tripas.
Se le levanta una mejilla suave y vuelve a mirar hacia el pozo oscuro.
―Deseé que Willa volviera.
Me arden los ojos cuando lo atraigo hacia mí, siento sus pequeños brazos agarrándose a mi cintura.
Y mi voz se quiebra cuando digo―: Yo también, amigo. Yo también.