Cuando Presley regresó a Whiskey Creek con su hijo, tras dos años de ausencia, su vida había cambiado por completo. Había conseguido reconciliarse con el pasado y superar una conducta conflictiva, producto de una infancia difícil. Por fin pudo regresar a aquel pequeño pueblo que era lo más cercano a un hogar que había conocido nunca.
Solo había un inconveniente. Aaron Amos seguía viviendo allí. A pesar de lo mucho que lo había intentado, Presley no había sido capaz de superar su dependencia de él. Y al volver a verle, empeoró aquel sentimiento. Pero esperaba ser capaz de resistirse, porque no podía volver a caer en sus brazos… ni en su cama. Había llegado demasiado lejos como para recaer. Y, además, guardaba un secreto. Un secreto que estaba dispuesta a proteger a cualquier precio.