Cuando fuimos inocentes es un poemario que bien podría ser el principio de una novela total o el final de una balada pop de los 50 –pero no–. El nuevo trabajo propuesto por Jonatán Lépiz es una estrepitosa y abrumadora colección de pantallazos que nos lleva del taumatropo de los inicios de la cultura audiovisual al postmilenialismo caracterizado por entrepreneurs, hackers y youtubers.
Navegar este poemario requiere de ciertas condiciones psico-espacio-temporales y de un avanzado manual de «posmo-mitología» anticipada. No es una lectura fácil para desenchufados, no se encontrarán aquí telegramas James Ellroy allanando el camino. El lector, necesariamente, tendrá que valerse de su memoria toda y de cierto coraje cultural para salir con vida de este ejercicio a veces en Peellands y siempre áspero como la tesitura de Tom Waits. Poemas de tono trasgresor, en tanto actúan contra la ley, la norma y nostálgicos por sus subyacentes y tiernas preguntas ¿para qué se escribe?, ¿para quién?, ¿desde dónde? Poesía cuidada, selecta, fina, liposoluble, por tanto peligrosa y no apta para epidermis delicada. Colección de dardos venenosos que nos recuerdan que “todas las aves mueren”, pero no todas trascienden su muerte. De este libro nadie se salvará.
Melvyn Aguilar