Espiritualidad del desierto

EL DESIERTO EN LA SAGRADA
ESCRITURA

uno de los rasgos esenciales del desierto: es un paisaje en el que de súbito todo puede «transformarse»; en el que el «puro demasiado poco» pasa a ser, de golpe, una inconcebible profusión; en el que –dicho con las palabras de la Sagrada Escritura– el paisaje mortal del desierto se convierte en un fecundo vergel

El desierto no responde a ninguna pregunta, exige la superación, la resistencia, la constancia y la permanencia.

El desierto no responde a ninguna pregunta, exige la superación, la resistencia, la constancia y la permanencia

Mal anda una vida que no resiste o que evita el desierto. Las horas de soledad han de estar en cierta relación con las de comunidad, de lo contrario los horizontes se reducen y, con las muchas palabras, los contenidos se desperdician y desintegran...

El desierto es, en resumidas cuentas, un «espacio espiritual»

trae muy a lo hondo de la conciencia, hasta el agotamiento y el descanso del cuerpo, el carácter transitorio de nuestra vida.

¿Qué salisteis a ver al desierto? (Lc 7,24).

en experiencias del desierto hay que aceptar una vocación, una nueva misión (1 Re 19: Elías).

quien está en el desierto sabe que está siempre de paso, que es algo transitorio, provisional. Cada estancia en el desierto