El mito de la belleza

Los avances alcanzados por las mujeres habían comenzado a otorgarles rasgos opuestos a los mencionados: autoestima elevada, sensación de eficacia, actividad, valor y claridad de pensamiento. «La restricción prolongada y periódica de las calorías» es una manera de cortar las garras de esta revolución.

los veinte años posteriores al comienzo de la segunda ola del movimiento feminista, el peso de las Miss América cayó en picado y el peso medio de las «conejitas» de Playboy descendió en ocho años del 11% por debajo de la media nacional en 1970 al 17% por debajo de la misma. En su autobiografía, la modelo Aimee Liu afirma que muchas de ellas son anoréxicas y que ella misma siguió trabajando como modelo a pesar de su anorexia. Entre las bailarinas, el 38% muestra conductas anoréxicas. La modelo, bailarina o actriz media es más delgada que el 95% de la población femenina.

dieta y la delgadez comenzaron a ser motivo de preocupación femenina cuando las mujeres occidentales obtuvieron el voto en torno a 1920. Entre 1918 y 1925, «la rapidez con que la nueva silueta lineal reemplazó a la curvilínea resulta sorprendente».

La idea de que las mujeres adultas, con todas sus cualidades sexuales plenamente desarrolladas, no sirven para estimular y satisfacer el deseo sexual masculino, y de que la «belleza» las completa es la Gran Mentira del mito.

También hay muchos, muchísimos hombres que lo ven así. Aquellos que aspiran a definirse como auténticos amantes de la mujer admiran lo que el rostro de esta dice de su pasado, antes de que los viera a ellos siquiera, y también las aventuras y las tensiones que su cuerpo ha experimentado, las cicatrices de sus juegos infantiles, los cambios provocados por la maternidad, sus características individuales, la luminosidad de su expresión. El número de hombres que ya piensan así es mucho mayor de lo que pretenden hacernos creer los jueces de la cultura de masas, puesto que la historia que ellos necesitan contar acaba con la moraleja opuesta.

La feminidad y su sexualidad son hermosas, cosa que las mujeres sospechan desde hace mucho tiempo. En esa sexualidad, las mujeres ya son físicamente bellas, maravillosas, espectaculares.

forma, el peso, el tacto y la textura de los cuerpos son cruciales para el placer, pero los cuerpos que ejercen atracción no son idénticos. La Doncella de Hierro se fabrica en serie. El mundo de la atracción se hace más débil y más frío a medida que todos, primero las mujeres y después los hombres, comienzan a parecerse entre sí. A medida que el número de máscaras adoptadas aumenta, los seres humanos se pierden unos a otros. Las señales desaparecen.

cultura ha establecido que hombres y mujeres deben herirse y ofenderse mutuamente de forma incesante por esta cuestión.

es testigo de algo que no puede comprender de ninguna manera. La misteriosa conducta de ella hace que exista una zona de incomprensión intacta en la forma en que el hombre la percibe.

Quizás él crea que es una mujer segura, pero cuando se sube a la báscula del cuarto de baño, se sume en una espiral de autocastigo. También la tiene por madura, sin embargo, vuelve a casa con un corte de pelo que no le gusta y llorando desconsoladamente por un disgusto que le avergüenza incluso reconocer. Él sabe que es sensata, pero se queda sin botas de invierno porque se ha gastado el sueldo de media semana en un aceite mineral envasado con elegancia. Sabe que ella comparte su amor por la naturaleza, pero se niega a acompañarlo a la playa hasta haber terminado su dieta primaveral. La convivencia con ella es agradable, pero rechaza de mala manera un trozo de tarta de cumpleaños y, en cambio, devora a escondidas al amanecer los restos de cualquier cosa.