Rose ha muerto tras un interminable combate contra la desintegración de su propio cuerpo, contra las pesadillas que se adueñaron de su mente minada, contra el agua que sube y roe la orilla de Lomé, ciudad de la que nunca salió, aunque siempre viviera al ritmo de las estaciones de Estados Unidos. Sambo debe por tanto llevar a cabo los últimos rituales, cumplir la última voluntad de su tía Rose: enterrar sus restos, esto es, sus cabellos y sus uñas, en Nueva Orleans, ciudad con la que la difunta soñaba constantemente.
Pero para llegar hasta allí, Sambo se verá obligado a tomar la identidad de un amigo de la infancia que vive en Canadá y emprender un largo viaje en autocar a través de Estados Unidos. En la pequeña estación de autocares de Hull, entre los poetas vaticinadores y los burgueses recelosos, el muchacho conoce a Louise, quien, al igual que él, solo sueña con marcharse a otro lugar, y poco a poco, durante la larga espera de ese autocar que se niega a aparecer, los mundos de ambos confluirán, fundiéndose el uno con el otro.
Tras Los pies sucios, una de las novelas finalistas del premio Goncourt del año 2009, Edem Awumey vuelve con una tercera novela de poderoso aliento lírico. Rose déluge es una obra sobre seres en trashumancia desde África hasta América del Norte, del sur al norte, que celebra nuestra humanidad común en medio de la aterradora fragilidad del mundo.