La escritura de Marysol Salval se desprende como las hojas de los árboles y se transforma en versos que con sus diversos matices son ofrecidos a los lectores. Se presenta como hablante lírico vivo de experiencias, escribe a Chile, al sur, la araucaria y al norte destacando muchas veces el valor estético de cada componente de la naturaleza capaz de reflejar su interioridad.
«Poco hay en este árbol que soy,
si sirve, te lo ofrezco…
Sólo tengo un pájaro que canta versos
y flores blancas de paz».