Lucía levanta los brazos lentamente, porque sabe que la guitarra dará paso a la orquesta y hay músicas destinadas a ocupar todo el espacio, como decía Circe, hay que dejarse llevar, que las imágenes se aferren a las notas, y las manos se muevan reconstruyendo el todo, que acaricien el aire y lo conviertan en cuerpos, lugares, viejas fotografías. La música es la pausa, porque la memoria es profunda e insaciable, necesita sentirse cómoda para organizar su caos y fluir como el agua.