Alas como cuchillos

Tampoco él tiene porque ser perfecto, o distinto, o discreto, o valiente, o pájaro.

Pasa los dedos con cuidado por los relieves. Lo que haya pasado quedó ahí escrito en mayor o menor medida y está bien.

El rechazo flota entre todos los demás, a pesar de su propia desgracia, no toleran la visión de esa persona incompleta. Les da asco.

Igual hacen los demás. Es como si en ese momento tuviera la atención de cada persona en el mundo. Pero no importa. La cosa es que no importa. Ya no necesita de una condición especial para destacarse de todos los demás, no tiene por qué ser nada más de lo que es. Ni su mamá, que en muchos sentidos ha estado pasando por lo mismo y sin necesidad de convertirse en el nido de nadie.

Está seguro de que está atrapado porque lo único que puede sentir es la urgencia de escapar.

Parece que el mensaje es: “Hagan todo lo posible por cuidarse para no acabar aquí. Es un lugar horrible y tenemos mucho trabajo”.

Toda la gente que está ahí la está pasando mal y quiere solucionar su problema rápido y de preferencia antes que el de todos los demás. El sufrimiento es el requisito.

Ya no quiere, ni puede con más pleitos.

Lo seguro era quedarse donde estaba, permanecer en su agradable cautiverio

Debe creer que mientras menos se mueva, menos va a dolerle, pero Alonso sabe que no es cierto.