Tal vez las expertas caricias de él le procurasen un placer inmenso, pero jamás se ganaría su corazón de hielo…
La primera vez que Angelo Bellandini le había hablado de matrimonio, Natalie Armitage le había rechazado. Habían tenido una apasionada aventura, pero ella había aprendido a cerrar su corazón desde niña y la idea de abrirlo a alguien la había hecho huir.
Cinco años después, tenía que enfrentarse a la segunda propuesta matrimonial de Angelo, pero lo que ardía en los ojos de este era el fuego de la venganza, no de la pasión. Natalie debía aceptar casarse para proteger a su familia, pero no iba a convertirse en una esposa dócil.