El soneto nació en Sicilia hacia el siglo XIII y adquirió su importancia con Dante Alighieri y, muy principalmente, con el Cancionero de Francisco Petrarca (1304–1374) que fue admirado en toda Europa. La historia del soneto puede contarse con cierta continuidad en la poesía francesa, en la portuguesa, en la inglesa, en la alemana y en la castellana desde el siglo XVI. El auge del soneto en nuestra lengua coincide con los siglos de oro de la poesía castellana y los nombres de los sonetistas principales son los grandes poetas del Renacimiento, el Clasicismo y el Barroco. Si bien los primeros sonetos en castellano son muy tempranos y se deben al Marqués de Santillana, los momentos cumbres tienen las firmas de Garcilaso de la Vega,
Luis de Góngora, Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Francisco de Quevedo hasta llegar al Barroco y, con él, a Calderón de la Barca y a Sor Juan Inés de la Cruz. Esta antología va del Marqués de Santillana a Sor Juana Inés de la Cruz. Cien sonetos a lo largo de tres siglos, desde el Marqués hasta la monja.