Afrontar hoy a Cronos es enfrentar el viento nuevo que se alza, ese viento poderoso y establecido para un muy largo tiempo, el del Antropoceno, pero también es hacer frente al viento vivo e imperioso del presentismo. Un mundo termina, pero permanece el mandato de Paul Valéry, ya no en sus Cuadernos de la madrugada, sino al final del Cementerio marino: “¡Se alza el viento! … ¡Tratemos de vivir!”:19 se han levantado nuevos vientos, y nosotros también debemos tratar de vivir, si queremos que haya un mundo habitable mañana y que lo vital prevalezca sobre lo letal.