Uno de los médicos y filósofos más relevantes de este período fue Ibn-Sīnā, conocido en Occidente como Avicena. Nacido en lo que hoy en día es Uzbekistán en el año 980, Avicena vivió en lo que ahora es Irán y escribió un centenar de libros. Su trabajo combinaba los pensamientos griego y árabe con tratamientos y diagnósticos de lugares tan remotos como la India; traducido al latín en el siglo XII, ejerció una profunda influencia en la medicina occidental durante quinientos años. Avicena aceptó la afirmación hecha por Galeno acerca de que los nervios se originan en el cerebro o la médula espinal, pero insistió, como Aristóteles, en que la fuente primaria de todo movimiento y sensación se encontraba en el corazón