Es que, verá, el estar casado ya es de por sí una ocupación. No siempre es activa; a menudo es pasiva, pero eso requiere incluso más atención. Y luego está el hecho de que mi esposa y yo hacemos muchas cosas juntos. Leemos, estudiamos, tocamos música, caminamos, paseamos en carruaje... incluso hablamos como hacíamos cuando nos conocimos. A día de hoy me sigue encantando conversar con mi esposa. Siga mi consejo y, si alguna vez se aburre, cásese. Puede que su mujer llegue a aburrirle, pero usted nunca se aburrirá a sí mismo. Siempre tendrá algo que decirse, siempre tendrá algo sobre lo que reflexionar.