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Lisa Kleypas

Escándalo En Primavera

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  • b9183049347has quotedlast year
    una generación lo gana, la segunda lo

    gasta, y la tercera sólo hereda el nombre
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted4 years ago
    Un rato más tarde, sin saber si por una planificación anterior o por un cambio de sitios de última hora, Matthew descubrió que había sido colocado a la izquierda de Westcliff en la mesa principal. La sorpresa fue evidente en las caras de muchos invitados, no en vano, se había dado un lugar de honor a un joven de posición insignificante.
    Escondiendo su propia sorpresa, Matthew observó a Thomas Bowman que estaba radiante sonriendo a Lillian de oreja a oreja con orgullo paternal,... y Lillian le dirigía a su marido una mirada enfurecida que habría llenado de terror el corazón de un hombre más débil.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted4 years ago
    “Maldita sea”, pensó ferozmente Matthew.
    Era un problema. Este incidente daría pie a rumores que fácilmente podrían producir un escándalo. Él no podía permitirlo. Por el bien de su familia, y el de ella. Y el suyo propio... pero eso era algo en lo que él no quería pensar.
    Automáticamente dio un paso al frente, pero la señorita Leighton agarró su brazo. Sus largas uñas se hundieron en la tela de su chaqueta.
    —No debe intervenir —le advirtió—. ¡Quien juega debe estar dispuesto a aceptar la prenda! —Sonreía, pero había una dureza en sus ojos que a Matthew no le gustó. Ella tenía la intención de gozar cada segundo de la humillación de Daisy.
    Criaturas peligrosas, las mujeres.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted4 years ago
    —Las hermanas Bowman son algo peligrosas. Cuando una de ellas atrae tu interés, todo lo que sabes es que es la criatura más provocadora con la que has tropezado en tu vida. A pesar de encontrarla exasperante, uno apenas puede esperar a volver a verla. Es como una enfermedad incurable que se extiende por todas las células de tu organismo sin remedio. Sólo existe ella. Todas las demás mujeres empiezan a parecerte aburridas e insulsas en comparación. La deseas hasta que piensas que te volverás loco y no puedes dejar de pensar en ella.
    —No tengo ni idea de lo que está usted hablando —le interrumpió Matthew, palideciendo. El no iba a sucumbir a esa enfermedad incurable. Un hombre tenía opciones en la vida. Y no importaba lo que creyera lord Westcliff, no era más que deseo físico. Un impuro, poderoso e intenso deseo que podría llevarte a la locura... Pero podía ser vencido con fuerza de voluntad.
    —Si usted lo dice —dijo lord Westcliff, pareciendo poco convencido.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted4 years ago
    Haría todo lo que fuese necesario para desviar su interés hacia lord Llandrindon.
    Comparado con los demás solteros presentes, el lord escocés era el mejor partido.
    Llandrindon y Daisy tendrían una vida tranquila, bien ordenada, y aunque Llandrindon pudiera buscar compañía femenina de vez en cuando, como hacían la mayor parte de los hombres de la nobleza, Daisy estaría demasiado ocupada con su familia y sus libros para notarlo. Y en el caso de que no fuera así, siempre podría aprender a hacer la vista gorda a sus indiscreciones y refugiarse en sus fantasías.
    Y Llandrindon nunca apreciaría el regalo inimaginable de tener a Daisy en su
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted4 years ago
    —Sin duda —comentó Llandrindon—, juega usted de manera excepcional, señorita Bowman, nunca he visto a alguien sin experiencia hacerlo tan bien. ¿Cómo se las arregla usted para lanzarlo siempre con tanta perfección?
    —No puede haber grandes dificultades donde abunda la buena voluntad —respondió ella, y vio transformarse el gesto de Swift con una amplia sonrisa cuando reconoció la cita de Maquiavelo
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted5 years ago
    ¿Y está usted insinuando que las mujeres no son capaces de jugar a los bolos tan bien como los hombres?
    —No. Se lo estoy diciendo sin rodeos.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted5 years ago
    —No soy bajita —protestó Daisy.
    —Menuda, entonces.
    —No me gusta esa palabra. Me hace parecer insignificante.
    —Es mejor que enana —dijo Lillian—. Que es la única otra palabra que se me ocurre para describir tu falta de estatura. —Sonrió con entusiasmo ante el ceño fruncido de Daisy—. No hagas muecas, querida. Te he traído a un buffet de solteros para que puedas escoger al que quieras. ¡Oh no!
    —¿Qué? ¿Qué pasa?
    —Él está jugando.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted5 years ago
    —El acuerdo de Buttonwood dio como resultado la formación de la Bolsa de Valores de Nueva York —dijo Swift—. Pensaba que era información importante, pero la señorita Isabelle perdió el interés cuando empecé hablar sobre la estructuración de honorarios.
    —Ya veo —dijo Daisy—. Usted aburrió a la niña para que se durmiera.
    —Debería oír mi descripción del desequilibrio de mercado a raíz de la crisis del 37 —dijo Swift—. Me han comentado que es más efectivo que el láudano.
    Mirando fijamente sus ojos azules, Daisy se río entre dientes de mala gana, él le dedicó una de sus sonrisas breves y deslumbrantes. Su rostro tenía una expresión afectuosa.
    La atención de Swift se centró en ella por un instante, como si estuviera fascinado por algo que había en sus ojos. Repentinamente desvió su mirada fija de la suya y volvió a hacer una reverencia.
    —Las dejaré disfrutar de su té. Ha sido un placer, señoras. —Echando un vistazo a Annabelle, añadió con gravedad—. Tiene usted una hija encantadora, señora. Pasaré por alto su falta de interés por mi conferencia.
    —Es usted muy amable, señor —respondió Annabelle, con una mirada risueña.
    Swift se dirigió al otro lado de la estancia, mientras las cuatro jóvenes se centraban en el desayuno, removiendo el te con la cucharilla, y alisando la servilleta sobre su regazo.
    Evie fue la primera en hablar.
    —Tenías razón —le dijo a Lillian—. Es completamente horroroso.
    —Sí —estuvo de acuerdo Annabelle—. Cuando una lo mira, las primeras palabras que vienen a su mente son “espinaca machacada”.
    —Cerrad la boca las dos —gruñó Lillian en respuesta a su sarcasmo, y le dio un mordisco a su tostada.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted5 years ago
    —Usted y yo conversaremos mientras Hunt se fuma un cigarro —le informó el conde—. Venga con nosotros.
    La “invitación” no admitía la posibilidad de una negativa, pero Matthew no obstante, lo intentó.
    —Gracias, milord, pero hay cierto asunto que debo aclarar con alguien...
    —Ese alguien será el señor Bowman, espero.
    Maldito, pensó Matthew. Lo sabe. Incluso si no hubiera pronunciado esas palabras, lo habría distinguido en la manera en que el conde lo estaba mirando. Westcliff estaba al tanto de la intención del señor Bowman de casarlo con Daisy... y sorprendentemente, Westcliff tenía algo que decir al respecto.
    —Usted hablará del tema conmigo primero —sentenció el conde.
    Matthew echó un vistazo a Simon Hunt, que le devolvió una mirada insulsa a cambio.
    —Estoy seguro —dijo Matthew— de que al señor Hunt le aburrirán tremendamente mis asuntos personales.
    —En absoluto —dijo Hunt alegremente—. Me gusta estar enterado de los asuntos de los demás. Particularmente si son de índole personal.
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