comprensión más profunda de la realidad última: la verdadera naturaleza de la mente, que es la ausencia del yo. Debemos ver que, al final, la raíz de todo nuestro sufrimiento, todo nuestro dolor, toda nuestra confusión es nuestro propio aferramiento al yo, nuestro sentido de importancia personal. Ese yo siempre nos está causando dolor. No hay otra causa raíz. Es solo ego, ese destello de «yo» que es el punto de referencia central en nuestro universo personal.