Garbino, mistral, poniente, gregal, siroco, bora, meltemi, tramontana: Nicolás Gaviria me envía el listado de los vientos que soplan aquí. Ari e Inma hablan de los desastres que producen en el ánimo de las personas: deprimen, enervan, marean, desconciertan. Un día salgo a correr y, mientras bordeo el campo de trigo, empieza a soplar la tramontana. El trigo se mece primero pacíficamente, después como si fuera la representación de la locura, olas vegetales de un furor desquiciado. Recuerdo otros vientos, otras naturalezas salvajes, y viene, de la nada, la frase que me dijo Elvio Gandolfo en un bar de Buenos Aires. La frase que hizo que escribiera un libro llamado Los suicidas del fin del mundo.