Ho-oponopono. La paz comienza en ti

Literalmente aloha quiere decir «estar en la presencia (alo), de la Divinidad (ha)». Cuando decimos aloha a alguien, estamos reconociendo que ese ser es la Divinidad personificado. Por lo tanto, a medida que vamos compartiendo esta energía (ha), nos sintonizamos con el Poder Divino que los hawaianos llaman mana.
Utilizar este poder impresionante con amor es el secreto que lleva a la consecución de la verdadera salud, de la felicidad, de la prosperidad y del éxito.

El doctor Masaru Emoto llevó a cabo varios experimentos con el agua: examinó y fotografió diferentes tipos de agua, como la de los canales de diferentes ciudades del mundo y la procedente de fuentes, lagos, pantanos y glaciares.
Se le ocurrió la idea de exponer el agua a las vibraciones de la música, de las palabras (pronunciadas o simplemente escritas sobre las botellas de las muestras de agua) e incluso de los pensamientos.
Los resultados de sus experimentos muestran que los cristales de agua así tratada cambian su estructura dependiendo de los mensajes que reciban.
La expuesta a palabras «positivas» forma unos cristales preciosos, parecidos a los de la nieve; la tratada con palabras «negativas», en cambio, reacciona creando formas amorfas y sin armonía geométrica.

evolución interior ha tenido éxito. «¡Lo Siento, Perdóname, Gracias, Te Amo!»...
En mí fluyen libremente el bienestar, el amor,
la abundancia y la gratitud.
Gracias, Te Amo.
El bienestar y el amor, la abundancia y la gratitud
me atraviesan.
Gracias, Te Amo.
Libremente circulan en mí.
Gracias, Te Amo.
Me desbloquean, me disgregan, me disuelven,
me liberan, me vacían.
Perdón, lo Siento, Gracias, Te Amo.
Cada una de las células está llena de amor, bienestar,
abundancia, gratitud.
Estoy invadido por la Luz Pura.

evolución interior ha tenido éxito. «¡Lo Siento, Perdóname, Gracias, Te Amo!»...
En mí fluyen libremente el bienestar, el amor,
la abundancia y la gratitud.
Gracias, Te Amo.
El bienestar y el amor, la abundancia y la gratitud
me atraviesan.
Gracias, Te Amo.
Libremente circulan en mí.
Gracias, Te Amo.
Me desbloquean, me disgregan, me disuelven,
me liberan, me vacían.
Perdón, lo Siento, Gracias, Te Amo.
Cada una de las células está llena de amor, bienestar,
abundancia, gratitud.

Cuando dices «lo siento», estás aceptando que algo, no importa si sabes o no qué es, se ha insertado en tu sistema cuerpo/mente. Así, tú eres el responsable

Estar bien es mucho más simple de lo que creemos y de lo que piensa (o nos quiere hace creer) la parte racional.
El ego juega con el miedo, como el refrán: «Quien deja el viejo camino por el nuevo, sabe lo que deja pero no sabe lo que encuentra», porque es consciente de que cuando tomamos el nuevo camino, él tendrá que adaptarse (quiera o no) y ya no podrá confundirnos como siempre ha hecho. Y puesto que no solo tiene miedo a los cambios, sino que le gusta la vida cómoda, aunque las otras partes (Yo Superior y subconsciente) sufran, él, en calidad de buen egocéntrico, piensa únicamente en sí mismo, o por lo menos lo intenta... Es como un niño al que hay que educar con mucha delicadeza y comprensión.
¡La inevitable consecuencia es que acomodarse a las costumbres adquiridas se muestra como uno de los más grandes obstáculos al avance y a la mejora!

Preferimos escondernos en la rutina cotidiana antes que satisfacer nuestras necesidades, si corremos el riesgo de que estas últimas nos lleven fuera del camino conocido.
¿Por qué nuestra necesidad instintiva principal es la de sentirnos seguros y a gusto? ¿Qué hay mejor que lo que conocemos a la perfección, aunque sea una situación que no nos permite estar bien, o que al menos no nos lo permite del todo?
Recorrer el camino que conocemos no nos llevará nunca adonde queremos, pero tampoco a enfrentarnos a grandes empresas o desafíos con resultado incierto. Como esto nos hace sentir protegidos y nos evitará correr riesgos inesperados, nos parece a menudo la única alternativa razonable.
La ausencia de riesgos nos da la tranquilidad que, sin embargo, a veces es peligrosa porque puede transformarse en apatía. De todas formas, se trata de

de la manifestación del problema, pero nunca el culpable.
Cuando dices «perdóname», no le estás pidiendo a Dios que te perdone, sino que te ayude a perdonarte a ti mismo, porque tú eres el responsable.
No existe un Dios juez del hombre pecador, es más, no existe el hombre pecador.
Y Dios, como entidad externa, no juzga a nadie porque estamos hablando de un Dios interior, que está siempre presente, que es la verdadera esencia del hombre. Es en este sentido como estamos hechos a imagen y semejanza de Dios.
«Gracias» o «estoy agradecido» es tu expresión de gratitud, tu confianza en el hecho de que todo se solucionará de la mejor de las maneras para todas las personas implicadas en el problema. Es tu declaración de gratitud a ti mismo por todo lo bueno que has hecho hasta ahora. O más bien por todo lo que has hecho

ble de todo, pero no eres culpable de nada. Por lo tanto, proclama a los cuatro vientos: «¡Me quiero y me apruebo! Gracias». «Soy yo mismo, sin reservas. Puedo perdonar. Soy inocente pero responsable».
No existe el concepto de pecado y menos el de castigo y juicio.
Dios no juzga a nadie.
El Amor puro no prevé el juicio.
El Amor contempla solo el Amor.
La Divina Inteligencia y nuestro Yo Superior (Dios), al ser Amor y al habernos dotado del llamado libre albedrío, no pueden ser jueces, no porque no sean omnipotentes, sino porque su naturaleza de Amor puro no considera el juicio.

hasta ahora, porque lo que no parece bueno en realidad no es más que una oportunidad de crecimiento y de limpieza adicional.
«Te amo» es una declaración de amor a ti mismo, a ese ser maravilloso y poderoso que eres, y transmuta la energía bloqueada, que es el problema, en energía fluida, que vuelve a unirse con la Divinidad. En consecuencia, te estás diciendo a ti mismo que no importa lo terrible o despreciable que sea lo que has hecho o lo que estás pensando.
Lo que ha sucedido ha sido determinado por una serie de sincronías entre tu vida y la de otras personas. Los recuerdos que compartías con los demás te llevaron a decidirte por unas determinadas opciones, y, dadas las premisas, no habrías podido elegir algo diferente. Las experiencias que has vivido eran necesarias para que te convirtieras en lo que eres ahora.
Así, una vez más te decimos que eres responsa