Todo se resuelve en una mirada,
en una risa cuyo origen nadie conoce,
nadie espera (quizá ella),
en un claroscuro que busca la quintaesencia,
en un arroyo pedregoso que encanta el agua.
Por la vereda sigo sus pasos
y los convierto en eco de mi salmodia.
Allá va
el sonido de mi prez