Corinto, después de treinta años de un gobierno sanguinario, murió el tirano que atendía al nombre de Cípselo y de que su puesto fue ocupado por su hijo Periandro, quien, como se descubriría más tarde, resultó mucho más sanguinario que el padre. Dicho Periandro, cuando todavía era un dictador principiante, quiso saber cuál era la mejor manera de conservar el poder, así que envió una embajada al dictador de Mileto, el viejo Trasibulo, con la pregunta de qué hacer para mantener a la gente en permanente estado de miedo y sumisión rayana en la esclavitud