Muerte y mortalidad en la filosofía contemporánea

Ciertamente, solo un estar-vuelto-hacia-la-muerte, capaz de un «morir propio», puede abandonar la vida.

En el nivel óntico encontramos dos tipos de final que constituyen el objeto de análisis por parte de ciencias «regionales» o particulares: a) fenecer (das Verenden), que es propio del animal, puesto que es incapaz de relacionarse con la muerte como tal, y b) el momentáneo suceso de dejar de vivir o fallecer (das Ableben), que Heidegger describe como un fenómeno «intermedio» entre el «morir propio» y el «fenecer

La pregunta por el ser apunta, por consiguiente, a determinar las condiciones a priori de la posibilidad no solo de las ciencias que investigan el ente en cuanto tal o cual, y que por ende se mueven ya siempre en una comprensión del ser, sino que ella apunta también a determinar las condiciones de posibilidad de las ontologías mismas que anteceden a las ciencias ónticas y las fundan».2

l ser no aparece como tal en el mundo, pero determina lo que allí aparece. Dado que es independiente de cualquier «provincia» o «región» (Region), la ciencia ontológica propone sacar a la luz la precomprensión de los conceptos pertenecientes a las ciencias ontológicas.

El punto de partida de Heidegger para su especulación tanatológica es la distinción fundamental entre las ciencias, elaborada en Ser y tiempo, que se basa en el principio de la diferencia ontológica entre el ente (das Seiende) y el ser (das Sein)

emprende una interpretación en la que la muerte, esto es, «el morir propio» (das eigentliche Sterben) constituye al Dasein (ser-ahí, existencia) en su esencial «poder-ser

el ser humano tiene una conciencia de su mortalidad, de la inscripción de la muerte en su vida, solo mediante un rodeo, experimentando la muerte de otro

dar un rodeo, recorriendo la experiencia «óntica» de la muerte de otros. Cuando el sujeto experimenta la forma y la estructura del instante que se percibe inmediatamente, ciertamente llega a un concepto del final del proceso vital, que está implicado en el comienzo de un instante de la fase vital, porque él mismo se encuentra fuera de la estructura en cuestión.

intenta dar un salto injustificable desde su análisis del instante de una fase vital —que consiste en un contenido total (T) «repartido» en tres dimensiones y limitado por un comienzo y especialmente por un final— a la aplicación de una estructura idéntica a la vida orgánica en su totalidad.

muerte es un «a priori para toda experiencia inductiva del contenido variable de cada proceso biológico real».24 La muerte «encontrada» como conclusión del «estar en camino» consiste en «la realización más o menos contingente»25 de la esencia de la muerte, que se halla presente en la vida. El conocimiento de la muerte no debe confundirse con la sensación de proximidad de la muerte ni con el presentimiento de que la vida tiene que terminar, como tampoco con el miedo a la muerte o el deseo de morir. No es una cuestión de las emociones, sino que se aloja en un nivel más profundo.