«Coge una cámara, filma algo y enséñaselo a alguien, a cualquiera; puede ser un amigo, el vecino de al lado o el tendero de la esquina, no importa. Enseña a tu público lo que has filmado y observa su reacción. Si parece que les interesa, filma algo más. Por ejemplo, haz una película sobre un día típico en tu vida. Pero encuentra una manera interesante de contarlo. Si la descripción del día es: “Me levanté, me afeite, me tomé un café, y llamé por teléfono…” y en pantalla vemos cómo te levantas, te afeitas, te tomas un café y llamas por teléfono, enseguida te darás cuenta de que no suscita ningún interés. Entonces, debes reflexionar y descubrir qué más hay en tu día, de qué manera puedes mostrarlo para que parezca más interesante. Y, luego, hay que probarlo; quizás no funcione y tengas que pensar en otra manera de hacerlo. Y puede que, a la larga, te des cuenta de que no te interesa hacer una película sobre un día típico en tu vida. Pues haz una película sobre otra cosa. Pero pregúntate por qué, pregúntate siempre por qué. Si quieres hacer una película sobre tu novia, haz una película sobre tu novia, pero hazlo del todo: ve a museos y observa cómo pintaron los grandes maestros a las mujeres que amaban; lee libros y observa cómo hablan los autores sobre las mujeres que aman. Entonces, haz una película sobre tu novia. Puedes hacerlo todo en vídeo. ¿Cámaras panavisión, focos y dollies? Ya tendrás tiempo de sobra para preocuparte por eso después