Todavía sueño con el entrenamiento, con las carreras, los entrenadores y las competidoras desdibujadas. Me atraen las piscinas, todas, no importa lo pequeñas que sean o lo sucias que estén. Ahora, cuando nado, entro al agua como si tocara distraídamente una cicatriz. Mi nado recreativo es un fantasma de mi nado competitivo