Las palabras pueden modificar la realidad: podemos crear materia con el sonido que emiten. «Escucha. Y quédate con las palabras que te alquilen un pedazo en las dimensiones de tu pecho a cambio de usarlas.» Son las palabras de alguien (su nombre no es importante, no es nadie) pero a quien, como a todos los que son nadie, le duelen muchas muchísimas cosas que a ti diario te duelen. Como a todas las personas. Como a quienes están rotos, quienes aman los días grises, quienes sangran, quienes pueden llorar escuchando una canción, quienes queman discos con playlists perfectas, quienes cargan un corazón roto por la persona que está cruzando la calle, quienes siempre tienen frío, quienes cuentan un chiste aunque nadie se ría, quienes tienen viviendo a un lado del corazón a una bestia que podría tirar una ciudad, quienes se rehacen a sí mismos después del dolor. Alguien inicia un viaje de descubrimiento y atraviesa ecuaciones emocionales con una canción en loop infinitoinfinitoinfinito y encuentra que más allá de todo existe un universo de sensaciones y hallazgos que le llevan a trascender, a él y a sus amigos, su pasado, y a entender también la posibilidad mágica y de liberación que existe para quienes se atreven a escuchar.