Tenemos, más que nunca, el deber de capturar fragmentos del esplendor de este mundo que atravesamos apresuradamente. Estos instantes de belleza, resplandecientes como pequeños soles, se nos escurren entre los dedos como puñados de arena. Se nos escapan como la pérdida inherente a todo aquello observado y que no volveremos a encontrar. “Así es el mundo.