Cuando habla de los personajes en narrativa, Platón apunta, y yo creo que es el apunte de un crítico muy fino, que el hombre daimónico, cuya energía es mala, inquieto en todo momento, siempre en constante cambio, es más interesante como personaje para nosotros que el hombre bueno, aburrido, modesto, que en nada se mete y en nada cambia. El subconsciente es el enemigo; y también el sexo