Ah, pero qué difícil es escapar a esas creencias, a esas escuelas, condicionados como estamos por nuestros padres, por nuestras tradiciones, por la apisonadora del progreso. ¿Cómo expresar entonces nuestras auténticas naturalezas, como nos invita a hacerlo el padre Whitman? ¿Cómo deshacernos de los prejuicios, las costumbres, las influencias de toda especie? La respuesta, jóvenes y tiernos brotes, es que hay que esforzarse sin descanso por cambiar de punto de vista.