Paula Gallego

  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    Salto de borde en borde y rezo a mis dioses y a las estrellas larisias, a quien escuche, para que cada salto no sea el último.
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    Ahora que sabe dónde estamos, que sabe que nos quedamos en Ariante, ella también ha respondido.

    Una para el rey.

    Otra para mí.
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    —Claro que sí —contesta, y me dedica una sonrisa que domina a la perfección—. ¿Y tú? ¿Cómo estás lejos de tu reina?

    Bufo y me pongo en pie.

    —La echas de menos, ¿verdad? Yo también. —Me giro hacia él—. Pero no tanto como tú —añade, y suspira de forma pesada y teatral—. ¿Tardará mucho en regresar? ¿Cuánto decidirá alargar este tormento?

    —Eres un idiota —le digo, incapaz de creer que tenga a semejante patán por segundo.

    Después espero hasta que Elnath se marcha y me siento tras el escritorio para escribir a Elara. Aunque no pueda enviar esta carta, la guardaré hasta que regrese.
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    Y allí, frente a todos ellos, están nuestros chicos.
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    A su lado, Soren aguarda también, con la espada envainada a un lado de su cadera, el pelo peinado hacia atrás y una sonrisa discreta, nerviosa, que no se molesta en ocultar.

    Me gusta que no lo intente; o que lo intente y no le salga. Que no pueda esconder las ganas que tiene de verme, de que me acerque. Lo hace vulnerable, y esa vulnerabilidad es un regalo, una concesión: es una muestra de que confía en mí tanto como yo confío en él.

    No hace falta reprimirse.

    Desmonto a unos metros, donde también lo hacen Vanja y Amaltea, pero yo tardo infinitamente menos en bajar, abandonar a mi montura y salir disparada hacia Soren.

    Quizá pretendía mantener la compostura. En algún momento de mi carrera, deja de importarle. Se lanza también hacia mí, rodea mi cintura con sus brazos y me alza en un arrebato cuando yo lo abrazo para besarlo.

    Tomo su rostro entre mis manos. Sus labios susurran contra los míos:

    —Te he echado de menos.

    Y alguien carraspea a mi espalda.

    —Majestad —dice Vanja, con ese tono burlón e irreverente al que ya me he acostumbrado—. Me alegra ver que te hace tanta ilusión vernos a todas.

    Soren se aparta, un poco avergonzado, y se pasa la mano por el pelo mientras mira a su alrededor, a toda la corte que espera una señal, un permiso, para acercarse a saludar.

    —Siempre es un placer volver a verte. Ya lo sabes —le responde, divertido—. ¿Habéis tenido una vuelta agradable?

    Vanja bufa y hace un gesto desdeñoso con la mano, quitándole importancia.

    —Necesito un baño.

    —Necesitas recibir a quienes han venido a verte —replica Amaltea.

    Vanja la mira con las cejas arqueadas. Sin embargo, por alguna razón que se me escapa, no emprende su marcha. Se cruza de brazos y permanece en su sitio. ¿Está siguiendo un consejo de Amaltea?

    Elnath se adelanta dos pasos para dar un beso en la mejilla a Vanja y, después, toma de la mano a Amaltea para inclinarse un poco y besarla.

    —Amaltea, estás… —No termina de hablar.

    Permanece inmóvil, sin dejar de mirarla, con los labios entreabiertos y las siguientes palabras pendiendo de ellos. Al final, fuerza una sonrisa que no se parece a la que tenía cuando nos ha visto aparecer, cuando la ha visto a ella, y murmura:

    —Me alegra veros a todas sanas y salvas.

    Yo también me acerco para darle un abrazo.
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    Cuando he de cambiarme para la cena, me descubro a mí misma suspirando al entrar en las habitaciones, al ver los ventanales familiares, el despacho donde Soren nos contó la verdad a todos y el vestíbulo donde me pidió perdón con un baile, incluso si él nunca baila.

    —Echaba de menos Ariante —confieso.

    Soren se me acerca por la espalda y entrelaza sus dedos con los míos en un gesto cariñoso. Luego, apoya la cabeza sobre la mía. Siento su aliento sobre mi mejilla cuando susurra:

    —No sabes cuánto me alegra escuchar eso.

    Después, me planta un beso en la mejilla, tan sencillo y tan natural que me derrite un poco.
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    —¿Cómo te hiciste lo del cuello?

    —Nicolás —lo reprende su madre.

    —Perdone, majestad. ¿Cómo se hizo lo del cuello?

    Sirania se pone roja, tan roja como la mermelada de la tarta que sirven de postre, pero a mí me entra la risa.

    JAJAJAJAJA Lo amo

  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    Carraspea un poco y baja la cabeza. Debería preocuparme que le dé más vergüenza hablar de redención que de cualquiera de las obscenidades que es capaz de decirme, pero, en cambio, me parece encantador
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    —¿Confías en mí?

    Durante un instante Elara aguarda. Luego, asiente. Sería menos doloroso si no me ofreciera su mano con tanta seguridad, si no extendiera la palma sobre la mía y me contemplase con una confianza que estoy a punto de destrozar.
  • Nayeli Cortéshas quoted2 years ago
    La cueva de estrellas, llena de luz, de colores parpadeantes y destellos que aparecen y se pierden, es una de las cosas más hermosas que he visto jamás. La primera…
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