Roberta Garza

Mack le recetó a Nicole las frases aprendidas habituales: que el grupo fomentaba el empoderamiento de las mujeres a través de una sororidad ejemplar, y que nadie vería el material, que éste serviría sólo para motivarla en sus resoluciones. La figura del ama sería “la representación de tu conciencia, tu ser más avanzado, tu ideal”

En algún momento, dar colateral te hace feliz. Quieres dar más. Si estás colateralizado, al principio, puedes creer que es algo negativo o una carga, pero se vuelve un honor, es un honor comprometerse así”. Rehusarse era visto como un signo de debilidad, mientras que darlo era considerado un triunfo, pues las mujeres, por su naturaleza frívola e inconstante, tenían necesidad de reforzar sus promesas que de otra manera solían incumplir

ayudando a la esclava a ser su mejor ser, exigiéndole actos de abnegación —como bañarse con agua fría o ayunar o madrugar— que la llevarían a una perfecta obediencia. La esclava, con el mismo fin, debía mostrar “actos de cuidado”, que podían ser desde pequeños favores como hacer las compras o preparar un té hasta hacer el trabajo de la amas. “¡Guerreras fuertes y cabronas (badasses)! Volvámonos fuertes juntas”, decía Mack.

Curioso cómo un método que dice llamarse “Cuestionamiento Racional” termine exigiéndole a su facción más destilada la omisión completa de toda razón y de todo cuestionamiento: “Si el amo te ordena que te desnudes y que salgas a la calle corriendo, brincando y gritando ‘¡Mírenme, mírenme todos!’, debías estarte quitando la ropa antes de preguntarte si está frío afuera, si hay público o si puede llegar la policía. Nada de eso debe importar porque esas son evaluaciones tuyas”, dice el manual en su lección número 11: Entrega tu vida.

La dieta NXIVM, conocida y practicada por todas las mujeres DOS, consistía de un litro de agua con jugo de limón, chile en polvo y miel de maple, a tomarse de manera exclusiva desde una semana hasta cuarenta días seguidos.

Keith les decía que sus sufrimientos eran para purgar los de sus seguidores, los del mundo, como un Cristo cualquiera

Raniere lo justificaba explicándoles que recibir su energía durante el sexo podía sanar sus desintegraciones de personalidad; que ese flujo místico se obstaculizaba con la grasa corporal, cuando había sobrepeso, y que al tragar su esperma algunas dichosas verían luces azules

Otra de sus perlas, textuales, presentadas y leídas ante la corte, es como sigue: “Tu único y más alto deseo debe ser hacer avanzar a tu amo, de quien vienen todas las cosas buenas. Debes honrar y cuidar a tu amo y a tu linaje de todas las maneras posibles”.
“Un amo es algo muy complejo. Se comienza como en el yoga, con un gurú, con un dios. Pero se convierte en algo mucho más profundo.”

No importa cuál sea la orden, importa que obedezcas. No importa si entiendes la orden, importa que obedezcas”.
“Tu más grande alegría es tu entrega completa, de todas las cosas, de todas las maneras, sin reservas, completamente vulnerable, a tu amo, a la voluntad de tu amo”

colateral, que él debía romperla (“break you”) para reconstruirla como mejor persona y para enseñarle obediencia a su grandmaster