Ella tenía unos caballos.
Tenía caballos que se llamaban a sí mismos «caballo».
Tenía caballos que se llamaban a sí mismos «espíritu», y
| mantenían sus voces secretas y para sí.
Tenía caballos que no tenían nombres.
Tenía caballos que tenían libros de nombres.
Ella tenía unos caballos.
Tenía caballos que susurraban en la oscuridad, que temían hablar.
Tenía caballos que gritaban de miedo ante el silencio, que
portaban cuchillos para protegerse de fantasmas.
Tenía caballos que esperaban la destrucción.
Tenía caballos que esperaban la resurrección.
Ella tenía unos caballos.