Los próximos diecisiete años mi país iba a ser el
objeto de esta guerra secreta que mataría a casi dos millones
de personas.
Pero ahora yo iba a luchar para defenderlo. Mi destino
era convertirme en un verdadero espía, un agente de
infiltración que conoció los más altos niveles de la política
encubierta de Europa y de los Estados Unidos para
desestabilizar a México. Mi nombre debió permanecer en
secreto para siempre, pero hoy las cosas están cambiando en
una forma que requiere mi regreso, y la revelación de todo
lo que conozco.
Mi próxima revelación explicará lo que sucedió en 1929,
y creo que muchos deberían comenzar a preocuparse.