Te espero allá
contigo,
en ausencia de ti
que estás acá
y en dónde.
Contigo
aguardo tu regreso,
al pendiente
de aquello que te anuncia
y te apersona:
tu voz, el hilo
que la induce, las danzas
y barullos
que organizas.
Vienes contigo a mí,
con tu alma
y tus enseres,
con tu casa y su sol
y el jardín
que le pones
y el mar
que le improvisas.
Estoy contigo
y solo, completado
en la espera,
gozoso de entrever
que estás allá
conmigo,
a punto de irrumpir
donde con ti
te aguardo,
sintigo y con tus dedos,
a punto, entre memorias
del día en que vendrás
a confirmar con uñas,
con vientres ajuntados,
con pecas y sudores
tu presencia.