Díjoles el capitán Cristóbal de Olid: «Pues dejá los arcos y flechas y vení donde nosotros estamos», y dejáronlos y fueron donde estaban los españoles, parados en el camino todos los señores y caciques con algunos arcos y flechas, y recibiéronlos muy bien y abrazáronlos a todos, y llegaron todos a los patios de los cúes grandes y soltaron allí los tiros, y cayéronse todos los indios en el suelo de miedo, y empezaron a escaramuzar en el patio, que era muy grande, y fueron después a las casas del cazonci y viéronlas y tornáronse al patio de las cinco cúes grandes, y aposentáronse en las casas de los papas, que tenían diez varas que ellos llaman pirimu, en ancho, y en los cúes, que estaban las entradas de los cúes y las gradas llenas de sangre, del sacrificio que habían hecho.