Tratado de economía herética

Los herejes de hoy son los descendientes de un linaje muy antiguo, oculto, pero jamás extinto, que ha sobrevivido bajo la forma de grupos aislados de excéntricos. Están profundamente insatisfechos; creen que la observación común es suficiente para demostrar que los hechos no concuerdan con el razonamiento ortodoxo.

La globalización, que primero fue el arma de los países ricos contra los países pobres, se ha convertido en el arma de las empresas multinacionales contra los ciudadanos.

La Unión Europea, fundada sobre el principio de la libre competencia, entrañó, asimismo, la competencia entre los modelos sociales y fiscales de los Estados miembros. Ese juego de suma negativa ha llevado a todos los países a adoptar el enfoque minimalista de las prestaciones sociales y es de temer que los impuestos y las protecciones de los asalariados se reduzcan rápida e inexorablemente en el conjunto de los países europeos. La construcción europea también se ha caracterizado por la desconfianza entre los países, lo cual ha hecho de los miembros de la Unión competidores antes que socios (con base en la idea de que la competencia engendraría la felicidad). El euro no ha hecho sino reforzar esa tendencia, debido a que impuso pautas idénticas a 19 países con diferentes grados de desarrollo y demográficos. En el presente, el costo humano es desastroso: 10 años después de la crisis, millones de vidas han sido arruinadas por la austeridad; las generaciones más jóvenes tienen que elegir entre el desempleo generalizado o los empleos precarios, y los partidos nacionalistas y xenófobos son cada vez más poderosos.