una parte, el registro de lo aprendido, eso que sabemos por experiencia, una función que compartimos con los animales: es la memoria semántica, la información que nuestros cerebros han registrado del mundo y del medio ambiente. Por otra, como capacidad específicamente humana, reconocemos la conservación de ciertos datos que se relacionan con los incidentes vividos, con vivencias previas que han sido destiladas por la puesta en palabras hasta permitir su recordación y relato (memoria episódica, que requiere del lenguaje y está ligada a ese hablante que dice “yo”, capaz de esgrimir referencias temporales y espaciale