Este libro sostiene que, si bien hay una continuidad en la poesía de Pablo Neruda después de 1956 con respecto a su obra anterior, también hay una discontinuidad.
La crisis de ese año, debida a las revelaciones de Jruschov en el XX Congreso del PCUS, repercute fuertemente en la vida personal del poeta, en su cosmovisión, su estética y su obra.
Neruda busca la manera de enfrentarse con esa crisis y superarla por medio de sus versos, como una suerte de ejercicio terapéutico. A partir de los poemarios que escribe, empezando con Estravagario y terminando con los libros postreros, se destacan tres cambios fundamentales: lo personal se convierte en la piedra angular de su vida, sin desasociarse de la política; su cosmovisión pasa por una metamorfosis a medida que se va desencantando de varios aspectos del socialismo real y se va acercando —a la larga— al socialismo democrático encarnado en la Unidad Popular; y su obra se vuelve más diversa, más experimental que antes de 1956.