En Lulu o La flauta mágica la apuesta también está en la experiencia estética profunda. De nuevo se trata del combate entre la luz y la oscuridad, la noche y el día, el bien y el mal. Un hada le entrega al príncipe Lulu, un muchacho valiente y de corazón puro, una flauta encantada con la cual será capaz de rescatar a su hija que está secuestrada en el castillo de un poderoso taumaturgo. Lo que hay en este cuento que resultó fascinante para los compositores es el poder creador del arte, en especial de la música; la facultad que tiene para crear mundos, formar al sujeto a través de la experiencia estética; el poder, incluso, de hacer bailar a los espíritus y sosegar a las bestias salvajes.