a dinámica propia de este régimen subjetivante obliga a las escritoras, en tanto trabajadoras creativas, a “un actuar emprendedor y del tipo de estrategias de autonomización, responsabilización y flexibilización que deben movilizar para ello” (Bröckling 2013: 24). La precariedad no es ninguna novedad (Lorey 2006), pero el diagnóstico de Remedios Zafra sobre la situación actual es que “la práctica cultural se feminiza y nutre de un excedente de mujeres formadas en lo que aún llamamos ciencias sociales y humanidades (viejas y nuevas)” (2017: 23). Estas jóvenes conforman una “bolsa de mujeres creativas des