Frecuentemente el mundo aparece como una maraña intrincada de injusticias y desorden, hasta el punto de que todo pareciera suceder por casualidad, sin ninguna coherencia o algún diseño. Una especie de cuadro sin forma, en el que todos los colores se han puesto por casualidad. A menudo se ve triunfar la iniquidad y que la inocencia se castiga. Pero para que no se crea, que en el mundo hay algo fijo y constante, he aquí –apuntaba Bossuet– que a veces se ve lo contrario, es decir, la inocencia en el trono y la iniquidad en el patíbulo