—Tendrás que ponértelo tú —le indicó ella entregándole el condón.
—¿Quieres que te enseñe cómo hacerlo?
Se encogió de hombros y sus pechos rebotaron. Toda una obra maestra de la gravedad
ariadnahas quotedlast month
—Así que al final sí que te he curado con la inigualable pericia de mi pene mágico.
—Me has sanado. Mi cicatriz de la apendicitis ha desaparecido. Ya no soy alérgica al polen.
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—Madre mía, Rue. —Tenía una sonrisa alegre—. Muy tradicional te me pones para ser alguien que me deja atarla a la cama y meterle plugs por más de un agujero cada pocos días.