Quiero verles las caras, flotar sobre sus párpados dormidos, meterme de repente en sus sueños, en sus frentes, permanecer toda la noche escrutando sus párpados, hasta que en sus pesadillas fijen la vista en mis ojos, que derraman sangre, hasta que escuchen mi voz diciendo: «¿Por qué me disparaste? ¿Por qué me mataste?».