Enormes minucias

Tan obvio y fácil resulta ser optimista sobre Inglaterra cuando se es un optimista y a la vez un inglés.

Pero lo más terrible de una ola es en realidad su atroz lentitud.

Yo estaba enojado, no con la gente, sino con las cosas, como un niño; con el taxi que se había roto y con el domingo por ser domingo. Y el aspecto de los suburbios septentrionales dilató y ennobleció, pero no disminuyó, mi mal humor.