El aprendizaje de Chiara y Enrico todavía no ha concluido. En realidad, no ha hecho más que empezar. Unas semanas después del nacimiento de Maria Grazia Letizia (y de su muerte), tras realizar las pruebas pertinentes y someterse a los tratamientos oportunos, Chiara y Enrico viajan a Medjugorje. Van para dar gracias a la Virgen por tantas cosas: los meses de embarazo, los pocos minutos que estuvieron con su hija, la posibilidad de acompañarla en su camino hacia el Cielo. Piden también algo: un hijo.